A MILAGROS LIENDO
Desde esta ventana el día
ofrece su refractaria plenitud,
a pesar de la urbe de concreto y chatarras,
tú das otros visos de tesón.
En vaivén perseverante
de tecleos a papeleos (y viceversa),
tu frágil figurilla café y mate
de escritorios a cubículos
ajetrea de 8:30 a 4:30, el día...
Pero tu sonrisa, es un horizonte
de antiguos recuerdos de una cultura
que dejó en América
su candor, su música, su huella...
Reviven en ti remotos tiempos
en esta modernidad constante
que un promisorio futuro ofrece.
MANUEL CASTRO
Del libro inédito: TU, ELLA, LA CIUDAD Y YO, 1995
Presente en:
http://elblogdelosblogsdeduarte.blogspot.com/