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De mis libros

Recoge algo de mis primeros escritos poéticos, una revisión de los muchos poemas cargados de modernismo, romanticismo y de esa influencia sobre el niño y el joven que leyó la recopilación de Luis Edgardo Ramírez, la cual le influyó pero que fue superando buscando su propia voz. Ya en este poemario buscaba despues de tanto escribir organizarse desde mi propio lenguaje y mi propia expresión desde lo lírico.

Manuel Castro


 
Este es un poema dedicado a una mujer que me cautivó, en mis años de estudiante de la Escuela de Letras en la UCV. Para esos años visitaba la Biblioteca de la Casa Rómulo Gallegos, allí trabajaba ella, atendiendo a los usuarios. Con el tiempo supe que estudiaba teatro. Supe en algún momento su nombre, pero hoy ya no lo recuerdo. Pero quedó aquí en este libro un mágico instante del encuentro de dos almas que no necesariamente tienen que conocerse en esta vida. Para mí es más una utopía de amor anónimo.  
 
Manuel Castro 



 
Este libro es parte esencial en mi vida. En el mi ciudad, mis amores de entonces, mis percepciones de una triada amorosa que puede y vive cualquier ser en su juventud. Comprende unos diversos momentos de mi juventud en los momentos de recorrer mi ciudad: Caracas. Esa que vivo con mi andar por sus calles en las noches, en los atardeceres, en sus rutinas entre el estudio y el trabajo. En fín una ciudad que no deja de cautivarme y de expresarme como sujeto histórico y poético.
 
Manuel Castro  

 
 
Diría que en este poemario está la influencia del maestro Pablo Neruda. En él lo lírico de un amor de tránsito, muy profundo cuando yo hacía cambios de mi existencia para enrumbar mi vida por otros senderos. Recoge esos instantes del amor sublimado pero que no se concreta. En él, el ritmo de la ciudad, la música de nuestra generación, lo pequeño y lo grande de los sentimientos, el abatimiento y el despecho.  

Manuel Castro

 

Este libro lo dedico a los niños y niñas de la parroquia San Agustín, parte de mi vida estuvo allí entre esos chicos y chicas que bien retrata Luis Duarte. Venía gestándose de a poco. Tengo una conexión con esa poesía para niños que recuerdo de los textos de escuela, Morita Carrillo, Aquiles Nazoa, Felipe Rugeles, entre otros que despertaron en mí ese amor a la poesía para niños y niñas. En la primera parte están presente, pero para la segunda parte está más mi recuerdo de niño de barrio.  

Manuel Castro
 


Estos poemas casi más recientes son un devenir por mi quehacer político y poético, busco recoger en el algo de nuestros tiempos de cambio. De las utopías en construcción, de los sueños por una sociedad más humana que mucho venimos arrimando a la braza de unas ideas en el tiempo. A una visión bolivariana y del siglo XXI. A un sentimiento por creencias y vicisitudes de los días.

Manuel Castro


 El hastío surge cuando algo causa molestias o cuando no se halla nada que divierta y entretenga. El trabajo monótono, la rutina y las limitaciones externas (como estar encerrado en un ambiente sin ventanas) contribuyen al hastío. Quién sufre de hastío siente que el tiempo no transcurre y que no existe nada capaz de motivarlo. Si el hastío se sostiene en el tiempo o es muy frecuente, es probable que estemos ante un caso de depresión, pero para el poeta no se manifiesta del mismo modo,el hastio es más una motivación para recrear el mundo de otro modo desde la poesía. Este libro está lleno de reflexiones y recreaciones que permiten despejar esos momentos del hastio y de la rutina que nos hacen sentir el mundo como vanal.
 
Manuel Castro
 
 

 
 Los aromas de la infancia, aquellos que nos acercan a la cotidianidad de la abuela trabajadora desde casa. Este libro tiene un sentido de amor profundo, lleno de esa infancia en el barrio petareño y de recetario de algunos dulces tan nuestros como un buñuelo, una torreja, una cachapa de hoja, un beso de coco...

En el se recoge algunos espacios de tiempo de la vida infantil, donde el trabajo forja y no es explotación infantil, más bien educación para la vida. La abuela y sus granjerías como se le llamaba entonces al hacer de los dulces criollos para vender; allí el amor y la magia para hacerse un carácter y una construcción en la economía de los niños pobres que ayudaban en el adquirir recursos para la casa.

Manuel Castro

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