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lunes, 8 de junio de 2020

LA CARACAS DE AQUILES

Luis Duarte. Serie La Ciudad Nocturna. Caracas, 2018




Centenario de Aquiles Nazoa


La ciudad se llena de jugueterías
como lo predijiste, todos los diciembres
en la Caracas de hoy son las calles
del Centro una gran juguetería.

Ya en esta ciudad de hoy, bueno no hay transvías
pero tenemos el Metro de Caracas
y su estación de El Guarataro
lugar de tu infancia y transvía de Caracas,
donde seguramente escribiste tus elegías
a los añorados transvías.
De las panaderías aún la Torbes
se defiende en su historia
con su cristal de nostalgía
en la Avenida Baralt y pan andino
por el que aún hacen colas.

Viejos tiempos en Caracas,
ciudad que no vuelve a su infancia
porque ya no hay pregón
ya historias pasadas
como últimos recuerdos
al Waraira Repano – El Ávila – ya no asoman
por esas calles de Dios.

Mas la luna remota y desolada
aún mira la ciudad,
sobre todo en plenilunio
EN LA PLACITA,
donde ya no está el Gran Ferrocarril de Venezuela.
Ese que aún recordamos en el juego
del Monopolio.

Y transito, pues, por el Paisaje de El Capitolio,
que fue remodelado entre Padre Sierra y El Conde,
puesto que lo sufriste cuando
lo creíste demolido, y desaparecido.

EL CALVARIO ha perdurado, en el tiempo
y aún hoy lo tenemos entre recuperaciones
y abandonos lo recorren muchos caraqueños
y de otros muchos amigos del mundo,
pero no en estos momentos de pandemía mundial.

Tampoco se lee el Mantilla o El Silabario
y muchos otros textos de inicios escolares,
y en tiempo de cuarentena por Covid-19
y por altos precios no podemos
casi comer Sonetos con Pollo y Cochino,
ápatico, ni alegre ni sombrío,
están muchos aprendiendo en Caracas
a críar los pollos en las azoteas,
para combatir el bloqueo que Estados Unidos
nos pone, ante la complacencia
de un mundo bizco por su poder
de tigre de papel.

Y otros espacios de Caracas
tu cantaste La Plaza de Capuchinos
que tumbaron en su tiempo y quedó
secuestrada entre la Avenida San Martín
y esa calle frente a la Iglesia San Juan de los Capuchinos,
y como lo profetizaste, en ese ADIOS
con los años fue poniéndose más fea
y más ruín, sin que nadie se apiadara de ti,
plaza de Caracas, que conservas como atractivo
solo el palomar, como en Macuto.

Tú, Aquiles, cantor de lo pequeño
en la Caracas de tu tiempo
con la influencia reconocida de “Las Flores del Mal”
que como yo leí tantas veces a ese Baudelaire
en su Spleen y sus cantos a París
entre los transeúntes cotidianos,
y como los días que somos tan áridos,
y no hallamos ni media palabra que escribir.

Cuando me faltaban palabras, recurría
a tus – privilegio de pocos –
como amigo de los niños y los locos,
y los poetas y músicos que todos tenemos un poco,
con la filosofía
de las cosas sencillas
rientes y desenfadadas
de las escenas ciudadanas,
dirás iconoclasta,
como simple perro, y eso basta.

Y estando en cuarentena,
que seguro algún poema te inspirara
la moral de estos tiempos, la mala situación...
Tal vez en otra vez al botiquín de enfrente
una charla intrascendente
con un bachillercito poeta como yo,
hablemos de lo sencillo y lo poético entre
cerveza y cerveza
en el barcito de Gustavo,
en la acera noreste de Las Delicias, en Altagracia 
pero en estos tiempos distintos a los tuyos
que Caracas el suplicio de la cuestión del servicio...

Y se olvidó a San Isidro y a Doñana...
que ya no está en el verguel,
ni en la memoria de los niños, niñas y jóvenes de hoy
con que dulce tristeza
muchachas del pasado, ha pasado
y poético aroma de azahar.

Ya los caraqueños y también las caraqueñas,
el dulce olor a resedá
ha perdido en el aroma de la ciudad,
ya en la Plaza Bolívar,
a quien medio Caracas idolatra
no hay aromas de las flores de la ciudad,
pero quedan las ardillas que aún la gente
alimenta al igual que a las palomas.

Y has cantado con presumido humorismo
a perros y gatos, y gallinas y barberos y sastres,
a Cristóbal Colón en sus embrollos
de ganar gloria con escapulario ajeno.
Y no debemos dejar de mencionar a los cochinos
que de varios poemas de tu pluma protagonistas fueron.

Aquiles de tu tiempo cual crónista
en numen de la ciudad: Oído al tambor...
EL CREDO que legaste, es también una canción
como escribir un libro que se llame
Bailes de Resistencias”, que creo
se llenó de HUMOR Y AMOR de Aquiles Nazoa.

















Ccs. 18. Mayo. 2020








Del Libro inédito: Los Abimos del Cielo, 2020







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