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A modo de una biografía sobre Manuel Castro

 
Manuel Castro en una lectura poética en IARTES con el poeta Neguel Machado de fondo.
 Marzo, 2022

 

Manuel Castro


Caracas, 1966


Nunca terminó la escuela de Letras en la UCV, donde estudió entre los años 80 y 90, pues no entregó su tesis de grado, aunque estudió hasta el 10° semestre.


Su nutrición literaria fue más por un cúmulo de lecturas que ha venido haciendo desde que tenía 12 años cuando se leyó completo el libro que recopiló Luis Edgardo Ramírez, Repertorio Poético. Poemario que recogía la expresión de gran parte del mundo poético hispanoamericano en la visión romántica lírica.


Luego de eso todo género literario y de poesía que cayó en sus manos lo disfrutó profusamente: Borges, Vallejo, Benedetti, Vitier, Machado, Cervantes, Góngora, Mallarmé, Baudelaire, Rambauld, Hoderlin, Eliot, Bello, Alieghieri,Carpentier, Plat, Terán, Calzadilla, Pereira, Palomares, Solorzano, Padilla, Carrera, Cardenal, De León, Cernuda, López, Álvarez, Lorca, Blake, Whitman, Cavafi, Pessoa, Guardia, Fabiani Ruiz, la Biblia, además la lírica de músicos como Buarque, De Moraes, Milanés, Rodríguez, Primera y otros trovadores, y salseros compositores Tite Curé Alonzo, Blades, entre muchos innumerables otros tanto venezolanos, como latinoamericanos; y muchos otros poetas del mundo que han sido influencia poética en su escritura personal y a veces del lugar común que se nota en sus libros, muchos inéditos aún o en proceso de ver la luz.

 

Pero lo que no se puede negar es su gran pasión por la poesía, una poesía de lo cotidiano, de las luchas comunes, de relación con lo patrio o lo latinomericano. Una poesía de luchas sociales y esperanzadoras. Una poesía de reflexión, intelectual a veces, a pesar de su lenguaje diáfano.  Manuel Castro tiene una poesía llena del más profundo amor por la vida, por lo pequeño, y un diálogo permanente entre lo popular y lo culto de las academías. Allí, sin sobresalto muchos de sus poemario, y algunos poemas, son un cúmulo de referencias a ello.


Se puede ver ese itinerario lírico, en el fechado de gran parte de sus poemario, puesto que ha publicado poco, pero ha escrito lo suficiente para llevar ese registro de expresión poética que lo salva de la misma vivencia cotidiana. En su obra se mezcla la música, la musicalidad, lo popular, lo tradicional, la imagen en algunos casos fotográficas en las palabras, en otras el tono y el color de la ciudad. 


Es una expresión de muchos discursos, de amplia gama de matices y panoramas los que encontramos en su poesía. A pesar de haber perdido varias agendas de su etapa infantil y juvenil, según nos contó en una ocasión; no sejó en seguir escribiendo, soñando en la palabra, construyendo universos semánticos, acercándonos a sus espacios amorosos, amatorios, despechados, admirativos. En fin, hay que leerlo, declamarlo y buscar esa escencia que se cuela entre versos del alma noble de este poeta que, según él, no le ha llegado su tiempo.


 

Siul M. Ducas

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