Fuiste una sola noche de eternidad
un lucero del cielo
en las horas de hastío.
Una piel llena de huellas
que se hizo única
en el tiempo.
La íntima expresión de ser mujer,
en la penumbra,
de las múltiples caricias
convertidas todas en singular.
Es decir, una metáfora
hecha poesía.
Manuel Castro
Mar., 10. 2017
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