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jueves, 2 de marzo de 2023

LIBRO DE RELÁMPAGOS

Luis Duarte. De la Serie: Pueblo en la Calle. Caracas, 2007

 

 

 

Ahora tal vez

reposan en las fosas comunes

donde fueron sembrados con los ojos

al cielo por las ráfagas,

por los vidrios rotos por los cuerpos

al impacto de las balas,

al empujón sanguinario y al arresto,

a la ira y la rabia de un día

de locura, según dijeron los medios,

no perdonado por la historia.


Fuimos parte de esa historia

ya no pretérita como en los libros,

historia viva y no marchita en páginas amarillas,

añejas o heroicas,

según la escribieron los vencedores


27 de febrero, la mañana fría en Quebrada Seca,

barrio de Guarenas,

seis de la mañana...

Y en el pueblo por la calle Comercio

ya había pasado el huracán ciego de la rabia,

las santamarías como latas de sardina abiertas,

los negocios esparcidos por las calles,

la rabia acumulada y contenida desbordada

en calles, negocios, urbanizaciones,

barrios caseríos aparatos de TV

gritos voces acalladas al disparo sirenas

multitudes proletarios estudiantes pueblo arrecho.

28 de febrero, todo el rumor de la rabia

se desplaza a Caracas, a Maracay

a Venezuela toda... La rabia es mi vocación,

la rabia, coño, ya no más paciencia...


Y en Guarenas, donde comienza esta historia,

aquel guarenazo,

la anécdota de la mecha prendida

ante las medidas neoliberales

del gobierno de Carlos Andrés Pérez,

recién electo por una cúpula, presidente,

en sus trácalas bipartidistas, la guanábana,

como la llama el pueblo llano


Y para los que viven la diaria vida,

la vida se extravió en un ejército

que también era pueblo pero que se ensañó

para defender la mentira ante la verdad

para defender la clase que lo subyuga

contra su propio ser, su hermano, su padre.

Y en esos días

no hay calle, nadie tiene puertas,

sólo temor y terror,

suspendidas las garantías constitucionales

y el legado de la muerte en cada esquina espera


Y se abre todo silencio,

no hay voz, ni manos, ni cuerpos

que importen,

el aire se llena de metal

el aire se llena

de pólvora

de reproche

de maltrato

de abuso malherido

ventanas rotas

puertas rotas

y rostros y manos y huesos.

Calles de sangres

razones de dolores

caminos sin señales

noches de angustias

y amenazas

oscurecido cruza el grito

súbito estremecido

a mí llega

con corazón difundido

ante el compañero de la UCV

que en la TV reclama justicia

y es asesinada Yulimar Reyes

a los pocos minutos en Parque Central

de ese 28 de febrero, por la Policía Metropolitana


Tú, del país extenso

en una calle amarga,

en Guarenas, luego el 1° de marzo de 1989,

rabiando ante la injusticia

cuando los soldados del ejército

maltrataban a los ancianos, a las ancianas y al

pueblo humilde, acusándolos de saqueadores

vejándolos, despreciándolos,

cuando sólo era pueblo sufrido.

Políticos de entonces

con su juego de crímenes, su sucia política, su yedra,

yo sufro este dolor como César Vallejo

Pueblo ignominiado

en el Cielo, la Tierra o el Infierno,

nunca jamás tu dolor mitigaré,

tras el abandono sufrido por la clase poderosa

que llevó a febrero de 1989


Verde viento, verdes ramas

verde carne, pelo verde,

con ojos de fría plata

que abre el camino del alba.

De acero, si puede ser,

con las sábanas de Holanda.

¿No ves la herida que tengo

desde el pecho a la garganta?

Tu sangre rezuma y huele

alrededor de tu faja.

Más de tres mil, dicen,

fueron los que cayeron

y el informante oficial

de ese gobierno dijo

- con voz casi burlona -,

luego de los sucesos

acaecidos en el tiempo mismo,

dejamos de contar cuando

cayeron trescientos.

Trescientas rosas morenas

lleva tu pechera blanca.

Pero ya yo no soy yo,

ni mi casa es mi casa.

Verde viento, verdes ramas

la ira se hizo amarga

esos días de febrero e

inicios de aquel marzo

cuando masacraron pueblo

por plomo las calaveras,

con el alma desgarrada

aquello aún se recuerda.


Pueblo ignominiado,

al laberinto del aroma verde

verde que te quiero verde

volviendo entonces

a caer sobre la presa

al ámbito de agua y sangre

derramadas en las calles

de Guarenas

de Caracas

de Venezuela


Apenas tiene el tiempo

el recuento la palabra

temblorosa ¡vencer o morir!

descenso de su humanidad

concede a los vencidos

de no ser perseguidos.

El furor de los vencidos

se reanima en la lucha electoral,

luego de las o los de sangre

van a reconquistar la victoria,

pues el tiempo fue quien lo dijo,

defendiéndose,

mas ya no más el lamento de las mujeres,

cuando son lúgubres

entristece el corazón


Y en el recuerdo de hoy

fotografía en la calle

de los sucesos de febrero y marzo

¿cómo se metió en esto?

El horrible ambiente que rodea

la verdad y nos venden la mentira,

No olvidar

para no repetir la historia manipulada.

¿Cuántas veces lo diremos allí, cuántas veces

y qué diferentes nos veremos?


Los días de 1989,

esos que marcaron la contemporánea historia,

la sociedad, demasiado corta,

tenía los valores equivocados.

Y bajo el consejo de los cortesanos palangristas

que escribían epitafios de los pobres

para llenar las arcas

de los explotadores, frecuentes y helénicos

y un gobernante de país

que se creyó reyezuelo,

y la clase que conduce a los condenados

por el sistema a la exclusión

al venderse al FMI y al Banco Mundial

- a escondidas, por supuesto -,

fue tan imprudente y como Hamlet

es lento para actuar, pero cuando

lo hace es imprudente y violento;

que llenó la Patria de oscuridad,

llevando al negro callejón

y trabajos pesados y penurias

y nocturnos empeñarse en cifras y monedas,

que un pueblo ya cansado y aguerrido

gritó a toda voces en la ira:

NO NOS VENDEMOS,

por ello contamos con orgullo

pues nos salva la alegría,

habrá más 27 y 28 de febrero

de ser necesarios.


23 de junio de 2020


 

 

 

 

En: CUATRICENTENARIOS  / GUARENAS (1621-2021). Del Libro: Los Abismos del Cielo. 2020

(En proceso de publicación digital por la Alcaldía de Plaza, Guarenas)





Presente en:
http://elblogdelosblogsdeduarte.blogspot.com/

 

No se puede uno olvidar...

Luis Duarte. Serie Las Orquídeas de Yveth.  Caracas, 2018

 

 

In memoria de Yulimar Reyes

 

 

No se puede uno olvidar 

de cosas pasadas

de insilencios que formaron tu voz

de gritos que conformaron tu cuerpo,

(frágil figurilla en porcelanita, diminuta)

que ellos fracturaron, los tombos

                                    los azulejos ( o azul -lejos)

                                    los macacos

                                    los rolos...


Pero jamás acallaron tus versos

ni tus gritos de amor al mundo

                                  la humanidad

                                  la vida

 

Que ellos intentaron estrellar

       con balas

              perdigones

              bombas

              peinillas

              guerras.


Pero que no podrán 

porque el pueblo de los que nada poseen

arrecían la amanecida

de canto a canto

de grito a grito

de rebelión a rebelión.

 

 

 

 Manuel Castro

Febrero, 27. 1991

 

 


Del libro inédito: La Calle sin Miedo (1991-2021)

 

 

 

Presente en:
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